El otro día estaba viendo stories en Instagram cuando me encontré con un vídeo que me dejó con la boca abierta. El documento en cuestión mostraba una mesa llena de comida y un grupo de amigos. Todos estaban de pie, alguno incluso subido a una silla para hacer mejor la foto. No había una sola persona sentada y por supuesto nadie comía.
Se habían lanzado como locos a hacer fotos/vídeos para Instagram olvidándose de comerse la comida y de hacerse caso los unos a los otros. Que digo yo que ya que cenas con tus amigos mola hablar con ellos aunque sea un rato. Llámame loca pero creo que esto se nos está yendo de madre. Por eso, hoy aprovecho el blog para gritar a los cuatro vientos que las redes sociales nos están dejando gilipollas.
Es posible que tú mismo te veas acosado por esta ola de tontería que nos rodea. Si quieres saber cuáles son los síntomas de esta enfermedad sigue leyendo 😉
1. Amigos vs redes sociales
No hay palabras para describir cuánta rabia me da quedar con alguien y que se pase el rato mirando el móvil. De verdad que no lo puedo entender, ¿para qué vienes entonces? Cuando no tengo ganas de hablar o interactuar pues me quedo en mi casa que se está muy a gusto.
Además, ahora que se acercan las fiestas, las reuniones familiares y de amigos se acumulan y el fenómeno se multiplica. Siempre hay varias personas en todas las comidas/cenas que se pasan el rato mirando las redes sociales en vez de socializando con las personas de carne y hueso que tienen delante. Tiene mucho sentido.
2. Por la mañana y por la noche
¿Qué es lo último que haces antes de acostarte? Mirar el móvil. ¿Qué es lo primero que haces al levantarte? Mirar el móvil. Tengo que reconocer que esto sí que lo hago, sobre todo por la mañana, pero con moderación 😉 Me alucina especialmente ver a ciertas blogueras siempre comentando y debatiendo en redes sociales a última hora del día.
Una cosa es entrar en Instagram diez minutos mientras estás moneando en la cama, otra muy distinta es pasarte horas y horas comentando, debatiendo o publicando stories sin parar. ¿Qué ha pasado con lo de ver películas por la noche? ¿Leer un libro antes de dormir? ¿O simplemente relajarte en el sofá con tu familia? Parece ser que ha pasado de moda.
3. Todos somos súper felices
Estoy hasta el moño de las tazas con arco iris, las agendas rosas, los cojines buenrolleros y los unicornios, malditos unicornios. Estamos sumergidos en un universo de felicidad máxima y mensajes motivadores. Todos vivimos en casas súper ordenadas, hacemos brunch los domingos y tenemos un jarrón con flores recién cortadas en el salón.
Siento romper el sueño mágico creado por Instagram, pero mi casa está desordenada, nunca tengo flores en el salón y a veces se me olvida desayunar, ¡hala ya lo he dicho!
Luego resulta que toda esta gente tan “happy” aparece de repente en las redes diciendo que están muy deprimidos y que la vida es una mierda. Entonces yo ya me pierdo, un día cabalgamos unicornios que escupen confetti saltando de felicidad entre nubes de algodón y al siguiente odiamos la vida. Un poquito de cordura, por favor.
4. Novios/maridos florero
Este es uno de mis puntos favoritos. Siguiendo con el hilo del punto anterior, llegamos al apartado de novios/maridos florero. Resulta que uno de los indicadores de éxito y felicidad es tener un novio/marido guapo que enseñar en la redes. Cual premio de tómbola cualquiera.
No sé si te has dado cuenta pero últimamente parece que está de moda posar en pareja para que todo el mundo sepa lo súper feliz que eres. Da igual que tu pareja se dedique a otra cosa y que utilices tus redes de forma profesional, el amor siempre vende, así que nada a vender.
5. Fan del difunto de la semana
No sé si a ti también te pasa, pero últimamente es imposible leer las noticias de forma tradicional, es decir, en el periódico. Es mucho más fácil enterarte de la actualidad leyendo Twitter o artículos en Facebook. Es increíble lo rápido que se generan cientos de memes sobre una noticia que acaba de salir, a veces ni siquiera te ha dado tiempo a leerla y ya está invadiendo las redes.
Por no mencionar el tema: fallecimientos de famosos. Se muere alguien y de repente todos somos su fan número uno. Venga a compartir canciones, a decir lo tristes que estamos y a poner frases lapidarias en el muro de Facebook. Porque claro si no lo compartimos en las redes es como si no estuviera pasando.
Conclusiones
Tengo que reconocer que el tema redes cada vez me da más pereza. Supongo que va mezclado con la falta de tiempo, hay que elegir prioridades en la vida y si tengo que quitarle minutos a algo lo primero que hago es olvidarme de las redes sociales, así de fácil.
Hace tiempo que dejé de utilizarlas para otra cosa que no fuera el trabajo y aunque gracias a ellas he conocido a gente maravillosa, últimamente no me atraen tanto como antes. Esta falta de motivación se debe a toda la tontería que nos ha poseído. Esa falsa burbuja de una realidad perfecta que no existe y que nos está dejando gilipollas.
9 comentarios en “Las redes sociales nos están dejando gilipollas”
Hola Elena,
totalmente de acuerdo con tu post de hoy. Últimamente intento racionar mi dosis de atención a las redes pq como tu bien dices la cosa atonta y a lo grande. Hace nada hablaba con un amigo sobre todo esto, él está en contra de todo esto y yo le comentaba, que el hecho está en ser tú quien controles y no las redes quienes te controlen a tí. Pero lo cierto es, que lo segundo ocurre más que lo primero.
Pienso que si durante una hora no miras el móvil, ¿Qué va a pasar? ¿nada?, Más bien todo lo contrario, empezarás a disfrutar de muchas más cosas que pasan a tu alrededor.
Comparto tu post 😉
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo importante es que seas tú quien controle el tiempo y la dedicación que quieras dar a las redes sociales. Siempre con cabeza!!! Ni demonizar ni depender de ellas!!!
Cuánta razón tienes, Glop de mi curaçao… A mí me supera un poco el asunto de las redes, ayer mismo se lo comentaba a una amiga, pero es que yo he bautizado mi propia categoría como “la anarcoblogger” y así me va en el interné: intento publicar regularmente, pero la vida real me parece mucho más importante, no puedo con las felicidades impostadas, ni los perfiles de expertos por la Universidad de Wisconsin, ni toda esa falsedad disfrazada de mordiscos de realidad, ni los eruditos a golpe de twitter (si todos los que han llorado a Halliday hubieran escuchado un solo tema suyo en su vida, no existiría OT, no te digo más), ni las cadenas de Paulo Coelho, ni los sorteos a todas horas y los consumismos desmesurados que nos meten por los ojos con esos mensajes de felicidad impostada… De verdad esto es lo que queremos transmitirles a nuestros hijos? De verdad éste va a ser nuestro legado? Llevo medio desaparecida del 2.0 un mucho, pero es por la pereza de todas estas cosas y las que dices, no por todas esas cosas buenas que me trajo en algún momento, como conectar con gente como usted, por ejemplo, que de otra manera no habría llegado a conocer, o mantener el contacto con gente que por circunstancias de la vida, no veo tan a menudo como quisiera.
Elena! pero qué sonrisa me has sacado. No te imaginas lo que concuerdo contigo, lo has contado de tal manera que sentí toda esa amargura ¡Y me encanta!
Como que al mundo le hace falta un poco de crudeza para sobrevivir entre tanto unicornio y confetti, joder que sí. Más allá del cliché de “Las redes sociales son malas” viene una pregunta profunda ¿A dónde mierda se están yendo las relaciones?”
Parece que la vida instagramera es la vida, un filtro para todo lo que pasa, una imagen bien posada para creernos una mentira, compararnos y acabar frustradas. Porque llegamos a pensar que en verdad alguien tiene su casa tan perfecta, perfumada, su pareja es un adonis que da todo por ella y que sus negocios son lo más del universo. Ius! que me estreso.
Justo hace un mes hice un post parecido, y decía que nuestras publicaciones pueden denotar qué carecemos en realidad. ¿Qué sentimos que nos falta que tenemos que fingir que lo tenemos?
Bueno, no me extiendo. ¡Adoré tu post!
Estoy tan de acuerdo con tus conclusiones y es que ya nada es más importante que llevar al hilo las redes sociales. Es triste ver cómo exhibimos la “felicidad” ante personas que seguramente no les interesa nuestra intimidad.
Me gusta mucho leerte. ?
(Néstor se pone en pie sobre su silla y rompe en un sonoro aplauso)
¡Bravo, bravo!
Mucha gente vive en un mundo paralelo a la realidad con nombre propio (llámese Instagram, Feisbuk o como sea).
Es triste comprobar que las vidas imaginarias de algunas personas en redes sociales no se parecen en nada a su vida real.
En fin, hacen falta más artículos como estos a ver si alguno despierta del sueño en el que vive.
Un abrazo.
Néstor
jajaja, lo que me he podido reir con este post y lo peor de todo, cuanta razón tienes. Todo el mundo tiene casas maravillosas, super ordenadas aunque tengas 5 hijos y 3 perros y 4 gatos… También las flores, por supuesto, les quedan preciosas… a mi es que se me marchitan en 2 días…
No sé, yo creo que pinterest e instagram son para lo que son, disfruta mirando pero créete la décima parte de lo que ves.
¡un abrazo y feliz navidad!
Que bueno!!! La verdad que vi identificada alguna que otra blogger en tu artículo (no diré a cuál…;)). Creo que en todo tiene que haber un equilibrio y referente la imagen que uno transmite en las redes, se trata de trabajar su branding personal. Aunque la vida real y la imagen que uno da en lo virtual debe estar alineado. También creo que hay épocas para “dar lo todo en las redes” o pasar absolutamente de todo. Personalmente no abuso de mi imagen en las redes, aunque sabemos bien, que lo personal vende… y tampoco me gusta escribir mucho… prefiero que se vea mi trabajo (aunque esto parece no está muy de moda…) en fin – equilibrio y constancia para 2018!!!
Que razon tienes en este post. Ya no son solo las vidas maravillosas, a veces tambien es la hipocresia que transmiten. Como ir a la moda.
Los complejos que han creado la redes sociales tambien es algo que ha ido creciendo y preocupando. Las redes sociales han creado una dependencia no sana en la sociedad 😔.